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domingo, 18 de noviembre de 2012


¿Por qué los bancos deben ser rescatados?

              Han surgido voces en los últimos tiempos que claman contra las ayudas a los bancos en problemas. Sin embargo, estos deben ser ayudados ¿Por qué? Por tres razones fundamentales: proteger al ahorrador, evitar la parálisis del crédito y evitar otros daños o efectos colaterales.
            La explicación es sencilla: si el banco quiebra, las personas tanto físicas (el ciudadano de a pie) como jurídicas (empresas, fundaciones…) perderían todos los ahorros depositados en la entidad, también existiría una parálisis del crédito ya que ese banco no podría prestar dinero para que un ciudadano se compre un coche o una empresa pueda renovar su maquinaria, por poner ejemplos. Por otra parte, los efectos colaterales surgen debido a la estrecha relación entre banca, aseguradoras y  empresas. Si un banco quiebra, esto podría extenderse a los otros bancos, a aseguradoras de depósitos y a muchas otras empresas vinculadas a ellos que sufrirían grandes daños no sólo por la pérdida de acceso al crédito bancario (ya que el banco está en quiebra) sino también por no poder contar con ningún tipo de seguro frente a las grandes pérdidas que esto les acarrearía,  con lo cual caerían arrastrando al sector económico no financiero al desastre.
              También hay opiniones que defienden el fondo de garantía de depósitos como alternativa al rescate bancario. Este fondo asegura que el estado correrá con hasta 100.000 euros en caso de que el banco no pueda garantizar sus depósitos, pero no es una alternativa real a dejar caer a los bancos por dos lógicas razones:
1.       Los ahorradores con depósitos superiores a 100.000 euros perderían todos sus ahorros por encima de esa cantidad, lo que, entre otras cosas, sería ruinoso para muchas empresas y una gran pérdida para un buen número de particulares.
2.       El estado no puede afrontar el pago de todos los depósitos si tiene lugar una caída en cadena de los bancos. No existe un estado capaz de hacerlo.
                En resumen, un banco cae, arrastra a otros bancos debido a la conexión interbancaria, arrastra a las aseguradoras y arrastra también al resto de empresas no financieras mientras se paraliza el crédito y no se puede acceder al dinero ahorrado creando un enorme “agujero negro”. Esto puede destruir una economía nacional y arruinar a un país llevándolo a una situación caótica.
                Llegados a este punto, ¿qué medidas reales pueden ser adoptadas para soliviantar esta situación y ayudar a las entidades de crédito en problemas?
                Primeramente el establecimiento de una regulación y controles periódicos a la actividad bancaria. Después, existen tres opciones para ayudar a los bancos en problemas:
1.     Capitalización directa (con la posibilidad de una nacionalización total o parcial que puede suponer (o no) la presencia del estado en la junta directiva del banco intervenido).
2.       La asignación de un aval solvente que cubra los posibles impagos de la entidad.
3.       La compra de los activos tóxicos de los bancos comerciales por parte del estado y el traslado de estos a un mismo banco, el llamado “banco malo”, en el caso español, el Sareb.

¿Por qué crear el banco malo?

                La crisis tiene su origen en las hipotecas subprime. Los bancos unían estas hipotecas de riesgo a otros activos como fondos de pensiones, becas universitarias y más tipos de préstamos, dividían el montante total en paquetes llamados CDO y los ofrecían en el mercado interbancario, donde a su vez eran comprados por otros bancos (esos CDO eran asegurados contra posibles impagos por empresas aseguradoras mediante los CDS, otro caso importante de conexión entre banca y aseguradoras). La compra fue masiva ya que estos fondos estaban respaldados por la máxima calificación crediticia de las tres grandes agencias de rating.
                Tras el estallido de la crisis, salió a la luz el carácter real del CDO como bono basura, esto causó una gran desconfianza en los mercados debido a que nadie sabía a qué cantidad de bonos basura estaba expuesto, lo que dificultaba mucho que el crédito pudiese fluir libremente.
                Trasladando esto al caso de España en particular, nos encontramos con la burbuja inmobiliaria y los activos tóxicos derivados de la misma (viviendas, promociones, créditos y suelo). Muchas entidades de crédito poseían activos de  mucho valor en este sector que ahora no les reportan la liquidez esperada (se venderían a un precio muy inferior al esperado o no se venderían), estos agujeros de liquidez, unidos a la desconfianza en los mercados debido al desconocimiento del número de activos tóxicos a los que está expuesto cada banco, supone una barrera a la financiación y acceso a los mercados de los mismos.
            El banco malo aporta una solución clara. Todos esos activos tóxicos que tan difíciles son de convertir en activo liquido (en dinero real) son adquiridos por el Sareb. De esta manera, los bancos de deshacen del problema de la tenencia de partidas ligadas a factores de riesgo y al mismo tiempo aumentan su liquidez tras la compra de los mismos por el banco malo. Además, al no estar expuestos a estos activos tóxicos la confianza de los mercados en la banca aumenta, ya que no tendrán posibles agujeros de liquidez inesperados.
                La estructura financiera del Sareb se dividirá en: un 8% del valor de sus propios activos, un 49% a través del estado y un 51% aportado por inversores privados; el porcentaje restante será deuda avalada por el estado. El Sareb se quedaría con los inmuebles de más de 100.000 euros y los créditos de más de 250.000 euros de los bancos que necesiten ayuda pública. Los activos adquiridos posteriormente pasarían a estar a la venta con importantes descuentos para que puedan ser vendidos. De esta manera se refuerza el dañado mercado inmobiliario y esos beneficios devuelven parte del dinero empleado en sanear a los bancos.
              Así pues, cuando aún no se ha cumplido un año del gobierno de Mariano Rajoy, el actual ejecutivo sigue luchando contra la crisis. Porque la historia de nuestro país ha creado algunos problemas que deben ser solucionados, y no con un simple parche, sino con reformas estructurales. Porque la situación es adversa, pero España posee el mejor activo posible, los españoles, liderados por un gobierno sensato y preparado, con peso en Europa que hará todo lo posible para que podamos salir de estos tiempos difíciles.

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