¿Por qué los bancos
deben ser rescatados?
Han
surgido voces en los últimos tiempos que claman contra las ayudas a los bancos
en problemas. Sin embargo, estos deben ser ayudados ¿Por qué? Por tres razones fundamentales: proteger al ahorrador, evitar la
parálisis del crédito y evitar otros daños o efectos colaterales.
La
explicación es sencilla: si el banco quiebra, las personas tanto físicas (el
ciudadano de a pie) como jurídicas (empresas, fundaciones…) perderían todos los
ahorros depositados en la entidad, también existiría una parálisis del crédito ya
que ese banco no podría prestar dinero para que un ciudadano se compre un coche
o una empresa pueda renovar su maquinaria, por poner ejemplos. Por otra parte, los
efectos colaterales surgen debido a la estrecha relación entre banca, aseguradoras
y empresas. Si un banco quiebra, esto podría
extenderse a los otros bancos, a aseguradoras de depósitos y a muchas otras
empresas vinculadas a ellos que sufrirían grandes daños no sólo por la pérdida
de acceso al crédito bancario (ya que el banco está en quiebra) sino también por
no poder contar con ningún tipo de seguro frente a las grandes pérdidas que
esto les acarrearía, con lo cual caerían
arrastrando al sector económico no financiero al desastre.
También
hay opiniones que defienden el fondo de garantía de depósitos como alternativa
al rescate bancario. Este fondo asegura que el estado correrá con hasta 100.000
euros en caso de que el banco no pueda garantizar sus depósitos, pero no es una
alternativa real a dejar caer a los bancos por dos lógicas razones:
1. Los
ahorradores con depósitos superiores a 100.000 euros perderían todos sus
ahorros por encima de esa cantidad, lo que, entre otras cosas, sería ruinoso
para muchas empresas y una gran pérdida para un buen número de particulares.
2. El
estado no puede afrontar el pago de todos los depósitos si tiene lugar una caída
en cadena de los bancos. No existe un estado capaz de hacerlo.
En
resumen, un banco cae, arrastra a otros bancos debido a la conexión
interbancaria, arrastra a las aseguradoras y arrastra también al resto de empresas
no financieras mientras se paraliza el crédito y no se puede acceder al dinero
ahorrado creando un enorme “agujero negro”. Esto puede destruir una economía
nacional y arruinar a un país llevándolo a una situación caótica.
Llegados
a este punto, ¿qué medidas reales pueden ser adoptadas para soliviantar esta situación
y ayudar a las entidades de crédito en problemas?
Primeramente
el establecimiento de una regulación y controles periódicos a la actividad
bancaria. Después, existen tres opciones para ayudar a los bancos en problemas:
1. Capitalización
directa (con la posibilidad de una nacionalización total o parcial que puede
suponer (o no) la presencia del estado en la junta directiva del banco intervenido).
2. La
asignación de un aval solvente que cubra los posibles impagos de la entidad.
3. La
compra de los activos tóxicos de los bancos comerciales por parte del estado y
el traslado de estos a un mismo banco, el llamado “banco malo”, en el caso
español, el Sareb.
¿Por qué crear el banco
malo?
La
crisis tiene su origen en las hipotecas subprime. Los bancos unían estas
hipotecas de riesgo a otros activos como fondos de pensiones, becas
universitarias y más tipos de préstamos, dividían el montante total en paquetes
llamados CDO y los ofrecían en el mercado interbancario, donde a su vez eran
comprados por otros bancos (esos CDO eran asegurados contra posibles impagos
por empresas aseguradoras mediante los CDS, otro caso importante de conexión entre
banca y aseguradoras). La compra fue masiva ya que estos fondos estaban
respaldados por la máxima calificación crediticia de las tres grandes agencias
de rating.
Tras
el estallido de la crisis, salió a la luz el carácter real del CDO como bono
basura, esto causó una gran desconfianza en los mercados debido a que nadie sabía
a qué cantidad de bonos basura estaba expuesto, lo que dificultaba mucho que el
crédito pudiese fluir libremente.
Trasladando
esto al caso de España en particular, nos encontramos con la burbuja
inmobiliaria y los activos tóxicos derivados de la misma (viviendas,
promociones, créditos y suelo). Muchas entidades de crédito poseían activos
de mucho valor en este sector que ahora no
les reportan la liquidez esperada (se venderían a un precio muy inferior al
esperado o no se venderían), estos agujeros de liquidez, unidos a la
desconfianza en los mercados debido al desconocimiento del número de activos tóxicos
a los que está expuesto cada banco, supone una barrera a la financiación y
acceso a los mercados de los mismos.
El
banco malo aporta una solución clara. Todos esos activos tóxicos que tan difíciles
son de convertir en activo liquido (en dinero real) son adquiridos por el Sareb.
De esta manera, los bancos de deshacen del problema de la tenencia de partidas
ligadas a factores de riesgo y al mismo tiempo aumentan su liquidez tras la
compra de los mismos por el banco malo. Además, al no estar expuestos a estos
activos tóxicos la confianza de los mercados en la banca aumenta, ya que no tendrán
posibles agujeros de liquidez inesperados.
La
estructura financiera del Sareb se dividirá en: un 8% del valor de sus propios activos,
un 49% a través del estado y un 51% aportado por inversores privados; el
porcentaje restante será deuda avalada por el estado. El Sareb se quedaría con
los inmuebles de más de 100.000 euros y los créditos de más de 250.000 euros de
los bancos que necesiten ayuda pública. Los activos adquiridos posteriormente pasarían
a estar a la venta con importantes descuentos para que puedan ser vendidos. De
esta manera se refuerza el dañado mercado inmobiliario y esos beneficios devuelven
parte del dinero empleado en sanear a los bancos.
Así
pues, cuando aún no se ha cumplido un año del gobierno de Mariano Rajoy, el actual
ejecutivo sigue luchando contra la crisis. Porque la historia de nuestro país ha
creado algunos problemas que deben ser solucionados, y no con un simple parche,
sino con reformas estructurales. Porque la situación es adversa, pero España posee
el mejor activo posible, los españoles, liderados por un gobierno sensato y
preparado, con peso en Europa que hará todo lo posible para que podamos salir
de estos tiempos difíciles.